
COLUMNISTAS
MUJERES: BIENESTAR Y SUSTENTABILIDAD
POR ALINE ISRAEL
21 de agosto de 2025
Cada vez que elijo qué ponerme, pienso en cómo quiero sentirme. No se trata solo de qué está de moda o qué combina con qué, sino de qué vibra conmigo, qué me representa y cuán cómoda me siento ese día.
En los últimos años he aprendido que la sustentabilidad no es solo un tema ambiental o de materiales; también es una forma de bienestar. Cuando elegimos conscientemente lo que usamos, cuando dejamos de comprar por ansiedad o impulso y empezamos a construir un clóset con intención, cultivamos algo mucho más profundo que estilo: cultivamos calma, identidad y propósito.
La industria de la moda lleva décadas empujándonos a correr tras la tendencia, el último color, la prenda del momento. Pero esa urgencia muchas veces nos deja vacías, agotadas y con un clóset lleno de ropa que no nos representa. Elegir lo sustentable es hacer una pausa y preguntarnos: ¿Qué necesito realmente? ¿Qué me queda bien? ¿Qué va a perdurar?
La sustentabilidad no tiene por qué ser rígida ni aburrida. Al contrario, puede ser profundamente creativa. Nos invita a jugar con lo que ya tenemos, a reutilizar prendas, a comprar menos pero mejor, a buscar de segunda mano,
a elegir piezas que cuenten historias, que nos acompañen durante años y no estén hechas para desecharse en la próxima temporada.
Ahí es donde muchas mujeres encontramos un bienestar real: en bajarle el volumen al ruido de las tendencias y subirlo a nuestra voz interna. A veces, bienestar es simplemente abrir tu clóset y que todo lo que ves te haga sentido, que cada prenda tenga una razón para estar ahí.
Hoy, más que nunca, necesitamos reconectar con el placer de vestirnos bien, no para otros, sino para nosotras. Y vestir bien no significa caro ni perfecto: significa auténtico. Significa sentirnos cómodas en nuestra piel, fieles a nuestro estilo y en sintonía con lo que somos.
Porque cuando elegimos con intención, no solo estamos cuidando el planeta: también nos estamos cuidando a nosotras.
Y quizás de eso se trata esta nueva forma de vestir: de mirarnos con más honestidad, de elegir con menos prisa y más sentido. Atrevernos a vestir desde el alma, no desde la urgencia. Porque ahí, en esa elección consciente y simple, empieza una revolución silenciosa pero poderosa: la de vestirnos como realmente somos.